NeoFronteras

Las experiencias son mejores que las posesiones

Área: Psicología — jueves, 1 de abril de 2010

Un estudio encuentra que la lujuria por las cosas materiales se desvanece pronto, pero que las experiencias únicas permanecen con nosotros por largo tiempo.

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Según un estudio de la Universidad de Cornell, la satisfacción al contratar unas vacaciones o comprar una bicicleta para usarla u otras experiencias similares es alta al principio y puede incluso crecer con el tiempo. Sin embargo, el subidón al comprar un televisor de 50 pulgadas o un coche nuevo decae rápidamente.
¿Por qué son las experiencias más satisfactorias que los objetos? Al parecer por una cosa: es difícil compararlas con otras experiencias, son únicas y nos pertenecen.
Thomas Gilovich, que publicó el estudio junto a Travis J. Carter en Journal of Personality and Social Psychology, dice que las experiencias son inherentemente menos comparativas y están menos sujetas a ser minadas por las odiosas comparaciones sociales.
Estos investigadores encontraron que la gente está menos satisfecha con la adquisición de bienes materiales porque están más sujetos a una segunda opinión sobre lo que se podría tener en su lugar (un nuevo modelo, mejor precio…). Los consumidores gastan más tiempo pensando acerca de la adquisición de bienes materiales que finalmente no eligen que el gastado cuando compran una experiencia.

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Gilovich dice: “Hay un montón de trabajos en el área del sentirse bien y la felicidad que muestran que nos adaptamos a la mayoría de las cosas. Por tanto, algo como una adquisición material nueva nos hace felices al principio, pero muy rápidamente nos adaptamos a ello y ya no nos proporciona disfrute. Se puede decir que la adaptación es algo así como el enemigo de la felicidad. Otra clase de gastos, como la compra de experiencias, no parecen estar sujetos a esta clase de adaptación”.
Este investigador dirigió varios estudios hace unos cinco años que sugerían que la gente obtenía una felicidad más duradera de las experiencias que de las posesiones. El nuevo estudio explica por qué es así.
“Imagina que compras una pantalla plana de televisión y entonces vienes a mi casa y yo tengo una más grande y que se ve mejor que la tuya”, dice Gilovich. “Pero supón que vas de vacaciones al Caribe. Descubres que yo he hecho lo mismo y que encima mis vacaciones suenan mejor. Puede que te moleste un poco, pero no al mismo nivel porque tú tienes tus recuerdos; es tu conexión idiosincrásica con el Caribe la que hace tus vacaciones. Eso lo hace menos comparables a las mías, por lo que tu disfrute no es minado por la comparación.”

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En uno de los estudios había una barra de chocolate y una bolsa de patatas fritas sobre la mesa. A los voluntarios se les dijo que podían tomar las patatas, mientras que tácitamente se les decía que otros se llevarían la barra de chocolate. Otro grupo de participantes recibió un pequeño regalo físico que estaba al lado de otro regalo mejor que estaba destinado a otra persona. Los voluntarios informaron que se sentían menos satisfechos en el segundo caso.
“La comparación visible mina el disfrute de los bienes materiales, pero no mina el disfrute de las experiencias (la bolsa de patatas)”, explica Gilovich. “Si consumes una experiencia en presencia de algo mejor dicha experiencia no es minada de una manera tan poderosa y consistente.”
¿Qué significa esto? “Nuestros resultados sugieren que si la gente obtiene una felicidad más duradera de sus experiencias que de sus posesiones, a nivel político, podríamos hacer más disponibles los recursos que permiten a la gente tener experiencias. No puedes ir de excursión si no hay senderos. Y si ese tipo de cosas son las cosas que dan a la gente un disfrute más duradero, necesitamos estar seguros que estamos creando la clase de comunidades que tienen parques, senderos y similares, que promuevan experiencias que produzcan un disfrute real”.
Así que si en estos días tiene que elegir entre comprar un objeto o tener experiencias, entonces tenga experiencias y sea más feliz.

Copyleft: atribuir con enlace a http://neofronteras.com/?p=3056

Fuentes y referencias:
Nota de prensa en la Universidad de Cornell.
Fotos: todas vía Flickr por chrean, viajvia y James Clear respectivamente.
Tener más ingresos económicos que los demás es lo que realmente importa.
Posesiones y felicidad.
Felicidad contagiosa.

Salvo que se exprese lo contrario esta obra está bajo una licencia Creative Commons.
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15 Comentarios

  1. NMartin:

    En primer lugar, les felicito no ya por el artículo sino también, y muy especialmente, por las normas que han puesto sobre los comentarios. Es tan genial como ejemplar.

    En torno a una mesa se sientan varias personas a tomar café: ¿se imagina alguien que ese grupo pasara toda la tarde hablando de lo que tienen?, ¿quién se sentiría atraído a pasar toda una tarde escuchando lo que otros tienen y cómo nos afectaría esto?. Sin embargo, pasar una tarde tomando café con personas que te hablan de sus experiencias, ¿no es realmente más positivo y además entretenido?.

  2. Diego Tentor:

    Las adquisiciones se vuelven displacenteras simplemente porque pronto implican un desgaste de energía para sostenerlas, conservarlas o cuidarlas y este desgaste es mayor cuanto mayor es su valor, las experiencias, amén de no requerir energías para conservarlas puesto que no están expuestas al robo ni a la degradación tienen fuertes componentes simbólicos, las experiencias placenteras lo son por una razón y normalmente implican sentimientos de pertenencia, status, placer, aprendizaje, etc.
    http://www.maslocoqueunacabra.wordpress.com

  3. lluís:

    Pues sí, puede que sea así. Por ejemplo, yo antes que comprarme una guitarra como la que parece tocar la japonesa (supongo) de la foto, preferiría tener una experiencia con esa simpática señorita.
    Por otra parte, creo que me resultaría tan aburrido aguantar un rollo «cafetero» en el que los distintos intervinientes te dieran la paliza con sus «posesiones», como soportar las «experiencias» de los «experimentadores», en otro tipo de soporífera reunión social.

  4. tomás:

    Me parece muy sensato lo que dice Diego Tentor.

  5. NeoFronteras:

    Pero los objetos también tienen un valor simbólico, así por ejemplo, unos pantalones de marca tal son mejor pagados que otros por esa razón. Sin embargo, al cabo del tiempo ese valor simbólico no parece ser suficiente. Además, algunos objetos no se desgastan o devalúan tan fácilmente (joyas, arte…).
    Y por otro lado los recuerdos también se desgastan y no necesariamente tienen valor simbólico, basta que tengan valor personal.

    Además de lo que apuntan los autores quizás hay más factores que entran en juego. Un objeto lo podemos desear porque lo necesitamos, lo queremos de verdad o, por otro lado, simplemente hemos sucumbido al engaño publicitario y a la presión social. Si es por esa última causa no es de extrañar que nos decepcione pronto, porque no encontramos la promesa que esperábamos (el coche no viene con la modelo despampanante).
    Una experiencia suele elegirse. Decidimos irnos con los amigos a tomar cerveza o al cine o de paseo por el campo. Es más difícil que nos convenzan para tener experiencias que para comprar objetos. Sabemos que si el objeto no nos gusta no será dramático, pero sí lo será que nos lleven a una discoteca de salsa si odiamos los ritmos caribeños. Nadie elige a sabiendas experiencias traumáticas y las malas simplemente las olvidamos y no cuentan.

    La experiencia tiene más valor, entre otras cosas, porque tiene una implicación personal, una componente vital, es enriquecedora. La vida es una suma de experiencias, no una suma de objetos.

  6. NeoFronteras:

    Estimado Lluís:
    Sin desdeñar a la japonesa y su alegría, la primera foto es mucho más sugerente porque tiene mar, es más vacacional y, sobre todo, tiene complicidad, misterio y una historia detrás (o eso parece).
    Aunque no lo parezca las fotos no están elegidas al azar, sino que sufrieron un proceso de selección previo (incluso la foto «de cuota» del flautista). Tienen alegría y a la vez sugieren experiencias.
    En Flickr hay maravillas, aunque a veces sea difícil encontrarlas.

  7. tomás:

    ¡Caramba, me habéis convencido todos!
    Neo, reconócelo, lluís tiene razón. Esa japonesita es un encanto superior a su guitarra. Además, él no menciona la primera foto. Así que aquí todos estamos de acuerdo.
    ¿Queréis acaso que discutamos que no queremos discutir cuando todo, en las fotos al menos, parece maravilloso?

  8. joabbl:

    Me quedo con lo que dice Lluis, por supuesto, pero creo que no se puede generalizar. Me parece que la elección entre posesiones o experiencias tiene que ver con el carácter de cada uno. Si uno es Elvis Presley a lo mejor prefiere la guitarra, porque las chicas ya vienen de serie… Si uno es muy tímido a lo mejor prefiere coleccionar objetos que arriesgarse a salir al mundo a coleccionar experiencias que de entrada nunca sabes cómo van a salir (esa es la gracia ¿no?). En cuanto a las conversaciones con la gente no veo gran diferencia entre un rollo sobre una adquisición de un cachivache nuevo o sobre el último safari de una semana en Kenia. Me temo que las grandes experiencias son muy escasas e intransferibles, con lo cual al contarlas pierden su valor. Indiana Jones no hay más que uno… Yo tengo la impresión de que la gente que más cosas interesantes tendría que contar suele ser la que menos habla, aunque tal vez esté equivocado. Suele decirse que las aguas profundas bajan tranquilas…

    Saludos

  9. Diego Tentor:

    Como dice Neo, hay objetos que no se degradan fácilmente, sin embargo protegerlos implica un desgaste de energía proporcional al valor simbólico, es decir, si compro una joya y me la quedo deberé gastar una suma importante en protegerla del robo, en cambio, si se la regalo a la japonesa me dará una fiesta in-ol-vi-da-ble por muchos muchos años.

    Joabbl: Justamente estamos hablando de generalidades, por lo que si se puede generalizar, luego aparecen las cuestiones particulares y los detalles.

    Las publicidades de autos (ó carros) son un ejemplo claro de como los publicistas buscan que el cliente compre una experiencia más que un objeto dado que siempre el valor simbólico es muy superior al valor utilitario.

    http://www.maslocoqueunacabra.wordpress.com

  10. Ramonmo:

    Sólo apuntar que las experiencias también pueden compartirse o, al menos, sugerirse. Esa es la función del Arte.

  11. baselga:

    luis 3. Pues yo debo de ser un poco raro, pero disfruto cuando la gente me cuenta sus experiencias, incluso las anécdotas del colegio o los anodinos viajes de novios. Cuando escucho vivencias de otras personas, en cierto modo me enriquezco con ellas casi como si las hubiera vivido. No sé si hay algo de voyeurismo en ello, pero me divierto realmente escuchando cómo reaccionan las personas ante la vida, de boca de los propios protagonistas. Puedo encontrar interesantes hasta las batallitas de la mili. Eso sí, soy más tímido contando las mías propias, por muy interesantes que me parezcan, porque sospecho que no todo el mundo comparte esta extraña afición y no me gusta parecer un plasta.

  12. NeoFronteras:

    Pues sí, una experiencia es incluso mejor si es compartida, sea en directo o en diferido cuando se cuenta con corazón y se escucha sin prejuicios.

  13. Alejandro Sánchez:

    Felicito a Neofronteras por la publicación de este tipo de estudios. Hoy se habla del Buen Vivir Ecológico o de la calidad de vida ecológica, que se basa en una vida comunitaria, rica en relaciones y experiencias, pero limitada en bienes materiales. Toda una transformación civilizatoria está tras este tipo de estudios.

  14. lluís:

    Jope, baselga, yo no diría que eres un poco raro; más bien me pareces un santo.Aguantas todo lo que te echen.Hasta las palizas de la mili.¡¡¡Qué menudo rollo!!!. Contar a mi vez cosas como las que tu describes, es que ni siquiera me lo plantee nunca.Siempre he estado convencido que de contar esas experiencias del colegio, la mili, o el viaje de novios, es altamente aburrido.Realmente a mi me aburre tanto que me cuenten tales experiencias, especialmente las de la mili-que sería capaz de dejarme inducir por los extraterrestres a fin de no aguantar semejantes peroratas.Pero no todos tenemos por que pensar igual al respecto,obviamente.Me parece correcto, y hasta cierto punto lógico, que tú te lo pases pipa cuando te relatan esas experiencias.
    Saludos a todos. Da gusto leeros.

  15. binla:

    Lluís, eres un crack, porque, aparte de que la experiencia con la japonesita sería genial, también es muuuy cierto que la mayoría de las conversaciones de gente contando sus experiencias son muuuy aburridas.
    Personalmente prefiero las discusiones, porque al menos el intercambio de pareceres, aunque pueda llegar a ser irritante por lo que a veces tienes que oír, suele ser entretenido.

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