Un punto azul pálido desde muy antiguo
La Tierra pudo ser azul y contener agua en su superficie desde hace 4100 millones de años.
La ciencia no proporciona verdades definitivas, sobre todo en algunas de sus ramas. Lo que se afirme sobre la primera aparición de seres complejos sobre la Tierra, por ejemplo, dependerá de los fósiles de esos seres más antiguos que se encuentren. Incluso pudiera suceder que nunca lo sepamos de seguro debido a que “los primero de verdad” no dejaron restos fósiles o si los dejaron se destruyeron debido a la tectónica y la erosión. También pudiera suceder que los humanos nunca los encontremos.
Lo mismo se puede decir sobre el comienzo de la vida en la Tierra, pues depende de las pruebas que se encuentren. De vez en cuando la fecha aceptaba para este evento va retrocediendo en el tiempo debido a que se encuentran nuevas pruebas. Así que en estos aspectos siempre se encuentran cotas superiores.
Pero hay un límite definitivo a la aparición de la vida: no pudo haber vida anteriormente a que aparecieran las condiciones adecuadas para ella. Se cree que al principio, en el periodo de 600 millones de años denominado Hádico (por el infierno Hades), nuestro planeta era poco más o menos que una bola de magma o simplemente era demasiado caliente como para mantener agua líquida sobre su superficie. Después se enfrió lo suficiente como para que se dieran las condiciones para la vida. Se cree que la vida apareció al poco tiempo de darse esas condiciones.
Ahora unas muestras de rocas obtenidas en Groenlandia parecen indicar que las condiciones necesarias para la vida se dieron varios cientos de millones de años antes de lo pensado, por lo que nuestro planeta podría haber sido azul durante más de 4000 millones de años.
No es fácil saber si había agua líquida sobre la Tierra en esas épocas tan remotas, pero a veces se pueden usar indicadores indirectos. En este caso hay que fijarse en la presencia de determinados elementos presentes en el manto terrestre. Así, elementos como el oro o el platino se disuelven muy bien en el hierro fundido, por lo que estos elementos que estaban de modo primordial en nuestro planeta se irían al núcleo de la Tierra durante la fase de diferenciación cuando el planeta era una bola de material fundido. La presencia actual de estos y otros elementos en la corteza y manto terrestres proviene del aporte realizado por los impactos de meteoritos que se dieron posteriormente a la fase de diferenciación, cuando la Tierra ya no era una bola de material fundido.
Pues bien, Judith Coggon, de la Universidad de Bonn, ha analizado unas muestras de roca de 4100 millones de años de antigüedad encontradas en Groenlandia y que provienen del manto terrestre en esa época. Esas rocas contienen elementos pesados como el platino y osmio. Esto significa que hace 4100 millones de años la Tierra ya estaba diferenciada y no era una bola de material fundido. Los meteoritos ya sembraban de elementos pesados y agua la superficie de nuestro planeta. Si esto fuera cierto, La Tierra necesito sólo unos 400 millones de años para enfriarse. Hasta ahora que creía que esos impactos se produjeron mucho después, en concreto hace 3900 millones de años. El nuevo resultado hace retroceder la fecha de posible aparición de condiciones favorables para la vida en 200 millones de años.
Lo que es más difícil es demostrar que había agua líquida en su superficie. Quizás la Tierra no era una bola de material fundido, pero pudo estar demasiado caliente por un tiempo.
Copyleft: atribuir con enlace a http://neofronteras.com/?p=4179
Fuentes y referencias:
Artículo original.
Imagen cabecera: La Tierra vista por Rosetta (ESA).
3 Comentarios
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lunes 2 septiembre, 2013 @ 9:14 pm
Me parece que el acúmulo de indicios va exigiendo un nuevo modelo, radical, de los interiores planetarios telúricos xD. La sospecha de que la Tierra se puso a funcionar con su tectónica de placas casi «inmediatamente» ya empieza a apestar (incluso se manejan hipótesis de una fase inicial con casi todo el planeta cubierto de agua, dado que la primera megaplaca continental no tendría muchos sistemas montañosos). Lo cierto es que nos encanta construir modelos a partir de muy poca prueba y mucha suposición, esto funciona muy bien cuando el modelo es claro y se entiende perfectamente, aunque incluso los detalles últimos de su desarrollo se nos escapen durante mucho tiempo (vg., la evolución), pero en campos que no tenemos la más p-idea, manejar modelos que son un poco de pata de banco (y bueno, sí, ¿tuvo que enfriarse, no?), es muy arriesgado. No sabemos nada de cómo se comportan los materiales a esas presiones y temperaturas, y todas nuestras suposiciones se basan en predicciones de modelos de hipótesis de conjeturas.
En ese sistema solar en miniatura que son los satélites galileanos de Júpiter, los cuatro es que no pueden ser más distintos, y eso que su interior no debería ser tan diferente.
Estoy seguro de que la sonda Juno va a poner todo patas arriba (sólo sobre el interior de Júpiter, planeta joviano). Estas son las cosas más emocionantes de la ciencia xD.
martes 3 septiembre, 2013 @ 9:16 am
Siento comenzar con puñetas, pero cada uno es como es.
En el párrafo cuarto, segunda línea, dice: «… condiciones necesarias… se dieron varios cientos de años antes…» Debería decir «… varios cientos de millones de años antes…».
Os he echado mucho de menos, así que celebro el retorno.
martes 3 septiembre, 2013 @ 11:57 pm
Apartándome del tema, de entre las noticias científicas que han salido durante las vacaciones de Neofronteras, destacaría el descubrimiento de un nuevo mamífero: el «olinguito».
http://www.youtube.com/watch/?v=at97rrHKbog
Si lo unimos a la confirmación del primate «lesula», tenemos dos nuevos mamíferos confirmados en el último año, una gran noticia.