Oumuamua: un visitante interestelar
Un asteroide procedente de otro sistema planetario ha pasado por nuestro Sistema Solar.
Todo parece indicar que hemos recibido la visita de un objeto interestelar en nuestro Sistema Solar. Pero, no es una nave espacial, se trata de 1I/2017 U1 o Oumuamua, que significa “llegar desde lejos” en hawaiano, una roca procedente de otro Sistema Solar.
El pasado 9 de septiembre de 2017 este objeto, de unos 180 metros de largo, pasó por su punto más cercano al Sol a una distancia de 38 millones de kilómetros a la sorprendente velocidad de 317.000 km/h. Pero nadie vio este hecho, pues este pequeño objeto fue descubierto posteriormente, el 18 de octubre por le telescopio Pan-STARRS. Su órbita hiperbólica fue deducida después a raíz de las distintas observaciones realizadas desde distintos observatorios.
Es relativamente habitual que objetos de la nube de Oort sean enviados hacia el interior del Sistema Solar, objetos a los que llamamos cometas. Sus excentricidades están por debajo de 1 o justo por encima de 1 de tal modo que el margen de error impide afirmar que tengan órbita hiperbólica. De hecho, lo normal es que sea por debajo de 1. En el caso de Oumuamua se dedujo una excentricidad de 1,18, bastante por encima del umbral de 1 que permite afirmar que se trata de una órbita hiperbólica. Además, la órbita del objeto estaba inclinada 123 grados con respecto a la eclíptica. Es decir, se trataba de un objeto procedente de fuera del Sistema Solar.
Este objeto ha estado viajando durante millones de años por el vasto espacio vacío hasta que, atraído, por el Sol, se acercó a nosotros. El hecho constituye una oportunidad única de estudiar un objeto procedente de otra estrella. Es el primer caso del que se tiene noticia y quizás el único en siglos o miles de años, si somos pesimistas.
Unos astrofísicos no han desperdiciado la ocasión y han usando el telescopio WIYN en Kitt Peak National Observatory y el telescopio Nórdico en las Islas Canarias para observar Oumuamua durante 5 noches. Con ello han podido caracterizar su tamaño, rotación y color. Según la información recogida, su apariencia es similar a los asteroides del Sistema Solar.
Oumuamua es rojizo en apariencia y su brillo cambia cada 8 horas, por lo que este sería su periodo de rotación. Estas características son similares a las de los asteroides del Sistema Solar. Se ha calculado un tamaño de 30m x 30m x 180m, por que su forma no sería esférica, sino altamente elongada.
Jayadev Rajagopal (National Optical Astronomy Observatory) dice que esta forma tan alargada implica que debe de haber alguna fuerza que le proporcione cohesión, pero que esto no es tan inusual como pudiera parecer. Añade que lo más sorprendente es lo familiar que parecen los dados de color y tamaño.
El color color rojizo podría ser una prueba de que posee sustancias orgánicas en su superficie similares a las que podrían estar presentes en los objetos del cinturón de Kuiper. Sin embargo, la ausencia de coma sugiere que tiene que poseer poca cantidad de volátiles sobre su superficie.
Los científicos señalan el parecido de este cuerpo a los asteroides y cometas del Sistema Solar. Esto apoya la idea de que nuestro propio Sistema Solar, al poco de formarse, expulsó su propia flotilla de asteroides, por lo que habrá otros mensajeros viajando por el vacío interestelar. Según se formaban los planetas gigantes, los escombros de la formación del Sistema Solar, básicamente lo que llamamos cometas y asteroides, adquirían excentricidades cada vez más grandes. Algunos de ellos terminaron impactando sobre los planetas interiores y dejando cráteres sobre sus superficies (o de la Luna), marcas que ahora se pueden ver. Otros sistemas planetarios pueden haber sufrido un proceso similar. Oumuamua sería uno de esos objetos. Es de suponer que habrá muchos objetos similares vagando por el espacio.
Oumuamua sería la primera prueba de que otros sistemas planetarios han eyectado objetos hacia fuera cuando se formaron. Podría haberse formado originalmente en un cúmulo abierto de estrellas jóvenes como los que existen en las constelaciones de Carina y Columba y haber sido expulsado hace unos cuarenta millones de años.
Algunos astrofísicos son optimistas sobre la existencia de objetos similares, que deberían ser frecuentes en la galaxia. Puede que incluso nuestro Sistema Solar sufra una visita de este tipo de vez en cuando y que hayan pasado sin ser detectados. Los autores del estudio estiman que debería de haber unos diez mil objetos de este tipo a una distancia al Sol más cercana que la órbita de Neptuno en todo momento. Cada diez años uno de estos objetos se acercaría al Sol tanto como para poder ser detectado.
En futuras campañas de observación se podrían detectar este tipo de objetos, por ejemplo usando el Large Synoptic Survey Telescope.
Recientemente se ha propuesto el envío de una sonda al encuentro de Oumuamua. La idea sería comparar los datos obtenidos del encuentro con uno de estos objetos interestelares con los que obtendrá New Horizons de 2014 MU69, que es un objeto del cinturón de Kuiper, un planetesimal que supuestamente ha sido poco alterado desde la formación del Sistema Solar.
Pero visitar un objeto como Oumuamua, que se aleja de nuestro Sistema Solar a 26 km/h, no es fácil y tampoco ayuda que esté fuera del plano de la eclíptica.
La organización británica Initiative for Interstellar Studies ha analizado la trayectoria de Oumuamua y ha concluido que una sonda podría alcanzarlo si es lanzada en un plazo de cinco a diez años y si abandona el Sistema Solar a velocidades de entre 33 y 76 km/s. Entonces alcanzaría su objetivo en 5 o 30 años. Para ello sería necesario usar tecnologías avanzadas como maniobras de asistencia gravitatoria, propulsión iónica, uso del efecto Oberth, velas láser, etc.
Pero el diseño, desarrollo y lanzamiento de una sonda así requiere de demasiados años y demasiado dinero, dados los exiguos presupuestos en ciencia espacial. Si, como los autores del estudio, se cree que puede haber una oportunidad así cada diez años, entonces es aún más improbable que se lance tal misión ahora.
Oumuamua es un visitante interestelar que se formó alrededor de otra estrella. Visitar este pequeño objeto podría desvelar aspectos fundamentales sobre los procesos de formación de planetas en otros sistemas planetarios, aspectos que podríamos comparar con el caso del Sistema Solar gracias al estudio de objetos del cinturón de Kuiper. Así que sería un absurdo desperdiciar esta posibilidad. Y si es verdad que este tipo de eventos suceden cada diez años, entonces habría que tener una misión de este tipo lista para ser lanzada.
En cuanto a Oumuamua, parece que le han dado un nombre un tanto impronunciable. Quizás deberían de haberle llamado Rama, por la novela “Cita con Rama”.
Copyleft: atribuir con enlace a http://neofronteras.com/?p=5838
Fuentes y referencias:
Artículo original 1.
Artículo original 2.
Artículo original 3.
Foto: R. Kotulla (University of Wisconsin) & WIYN/NOAO/AURA/NSF,
Ilustración: NASA/JPL-Caltech.
15 Comentarios
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lunes 20 noviembre, 2017 @ 12:02 am
Seguro coinciden conmigo que ese nombre de Oumuamua es HORRIBLE, y el correcto era RAMA
lunes 20 noviembre, 2017 @ 2:11 am
Pues yo diría que no está nada mal, amigo Gerardo. Traducido al español sería «el mensajero que llega primero de muy lejos», y al pronunciarla, es un gemido y dos besos. Además, se queda fácil en la memoria por la repetición.
martes 21 noviembre, 2017 @ 9:37 am
¿Se aleja a 26 km/h? Porque a ese lo pillo en bici o hasta corriendo. ¿No serán 26 km/s o 26 000 km/h?
Sí, Miguel: sería «[Huevo (en catalán)]-beso-beso»]. No queda tan mal; puede pasar. Pero preferiría el más accesible a nuestros usos, Rama, que dicho al revés sería «Amar», por si da la vuelta.
miércoles 22 noviembre, 2017 @ 1:57 am
No, si puedo reconocer que la palabra es…yo diría que «oscura», porque empieza con dos vocales cerradas y, a la caligrafía, todas sus letras son bajas. Pero, si algo impresiona por feo, también se memoriza bien. Lo peor es si no produce reacción alguna, por ejemplo:» A-102879/C-12-epsilon» (excepto para forofos de los números, claro está).
De todos modos, como Edgar Allan-Poe, creo que para que la belleza sea exquisita, tiene que tener una pizca de rareza.
miércoles 22 noviembre, 2017 @ 8:29 am
Neo, nada dice de esos 26 km/h que deben ser un error.
En cuanto a tu defensa del nombre, amigo Miguel, nada puedo decir si te avala tan imaginativo escritor. De todas formas, si acaso da la vuelta el asteroide, considera mi propuesta, sobre todo si se nos va a caer encima, que con el Amar suele ser más llevadero. Aunque considerando la leyenda de Rama como encarnación de Visnú, siempre benigno y protector de la humanidad, tampoco nos vendría mal un peñazo de esa categoría, a ver si despertamos y nos ponemos a cooperar para evitar los múltiples males que nos amenazan.
Abrazos.
miércoles 22 noviembre, 2017 @ 10:06 am
Bueno, al fin y al cabo, todos procedemos del espacio exterior, dado que nuestros propios metales se fundieron en un horno estelar de vaya usted a saber dónde y cuándo … así que no son probables rarezas. Parece que los ladrillos siguen siendo los mismos. H, He, Li, Na, K… Lo raro, espectacular y peligroso sería que Oumuamua fuera de antimateria y en trayectoria de colisión con Urano ( por ponerlo lejos).
jueves 23 noviembre, 2017 @ 9:07 am
Pues, emulando a Sócrates, dime, dilecto «petrus», ¿por qué nos darían esos subidones de adrenalina con el asteroide antimateriano al colisionar con Urano?
jueves 23 noviembre, 2017 @ 8:28 pm
Pues verá, Tomás, porque supongo que siendo antimateria, al colisionar con Urano, materia ordinaria, la colisión convertiría en energía toda la masa del asteroide y otra tanta del planeta, lo que nos podría proporcionar unos fuegos artificiales y una radiación X y gamma que desinfectaría un hemisferio terráqueo en pocos segundos. Supongo que el subidón de adrenalina solo lo sentirían los del lado no iluminado por Urano.
viernes 24 noviembre, 2017 @ 9:13 am
Dices en tu 4, amigo Miguel, que Oumuamua comienza con dos vocales cerradas, pero «u» es abierta…
viernes 24 noviembre, 2017 @ 10:28 am
Pues tienes toda la razón, querido amigo.
Abrazos muy abiertos.
sábado 25 noviembre, 2017 @ 8:30 am
Yo sé que tienes tu fundamento. Sí hombre, basado en la expresión: «le recibió con los brazos abiertos», pero, por favor, luego cerremos los brazos, porque si no queda en un «pit a pit» que dirían por aquí. Es decir, la maniobra es: brazos abiertos, acercamiento, cierre de brazos, apertura y alejamiento, todo ello con expresión de sana y verdadera alegría.
Si estás conforme, sea ese abrazo como debe ser.
martes 12 diciembre, 2017 @ 1:58 pm
Que casualidad: en idioma guarani oumuamua significa «viene la luciernaga». Guarani, es un idioma aborigen de Paraguay.
miércoles 13 diciembre, 2017 @ 9:07 am
Pues gracias por la aclaración, porque solo conocía ese nombre por la canción de M.ª Dolores Pradera «El pájaro choguí», que fue en lo que se convirtió el «indiecito guaraní» al caerse del árbol. Así que pensaba que era más un gentilicio que el nombre de un idioma.
En cuanto al mencionado Oumuamua, mejor perderlo de vista.
Abrazos.
jueves 14 diciembre, 2017 @ 2:16 am
Todavía hay muchos paraguayos que hablan únicamente el guaraní o tienen muy escasos conocimientos de nuestro lenguaje.
jueves 14 diciembre, 2017 @ 10:13 am
Sabía que a algunos paraguayos les era difícil comprender el español, por un par de cuidadores de residencia geriátrica, pero ignoraba que lo que hablasen fuese guaraní.