Bacterias, explosivos y biocombustibles
Un sistema antiguo diseñado para fabricar explosivos puede servir para la fabricación de biocombustibles.
Chaim Weizmann fue un químico nacido en el antiguo imperio ruso. A principios del siglo XX desarrolló un sistema fermentativo bacteriano, el sistema ABE, que permitía fabricar acetona a partir de azúcar o almidón. La acetona fue muy importante en esos tiempos porque a partir de ella se fabricaba cordita, que era el explosivo que se empleaba para impulsar balas y proyectiles de cañón. En 1914 este proceso permitió a los británicos el suministro de este tipo de explosivo durante la Primera Guerra Mundial. La obtención de acetona a partir del petróleo hizo que se abandonara este proceso por ser poco competitivo hasta que, de nuevo, en la Segunda Guerra Mundial, fuera utilizado otra vez. La última factoría de EEUU que usaba este proceso cerró en 1965, pero en Sudáfrica siguió siendo un proceso competitivo hasta los años ochenta. Weizmann terminó siendo el primer presidente de Israel. (leer más…)