Consiguen regenerar el corazón infartado de unos ratones gracias a la promoción de su capacidad autorreparadora inducida por sustancias producidas por células madre.
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Hay órganos que son fundamentales para supervivencia, como el corazón. Un infarto de corazón puede terminar con la vida de un humano, pero incluso si sobrevive, su corazón no volverá a ser el mismo. La capacidad de regeneración del los tejidos cardiacos es muy escasa. En general el tejido infartado muere y es el resto del corazón el que se encarga de asumir todo el trabajo. Esto viene a cambio de un alto precio: el corazón infartado crece para compensar la pérdida de capacidad de bombeo, mientras que las contracciones son más débiles. Esto hace que suba la posibilidad de morir por esta causa, algo que se da en un 10% de los casos en EEUU.
Todos sabemos de las promesas del uso de células madre en terapias regenerativas, pero no es fácil usar este tipo de células. Debido a su facilidad para convertirse en cualquier tejido, a veces producen tumores formados por células de distinto tipo (teratomas) cuando se usan este tipo de tratamientos. (leer más…)