Una serie de estudios revelan que los individuos de clase alta son más propensos a tener comportamientos poco éticos y que éstos están condicionados por la avaricia.
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El conductor de un coche de alta gama probablemente es más deshonesto que los que conducen un utilitario. |
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Todos lo habíamos sospechado ya, pero es ahora cuando una serie de estudios lo han demostrado: la clase alta es más propensa a tener un comportamiento deshonesto.
Esto es algo de lo que casi se dio cuenta en su día Paul Feldman. Feldman decidió un buen día (en los años ochenta) dejar su puesto de analista de gasto de la armada estadounidense para dedicarse a la venta de rosquillas. En lugar de usar máquinas expendedoras se dedicó a repartir bandejas con rosquillas junto con una especie de hucha por distintas oficinas. La idea era que la gente voluntariamente y honradamente depositara el costo de la consumición en la hucha. El margen de beneficio permitía un pequeño margen de fraude que finalmente que si no era alto le posibilitaba mantener el negocio (era en EEUU y no otro tipo de país). (leer más…)