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D. subobscura. Foto: R. Huey. |
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Según un análisis genético el calentamiento global que se ha producido en el último cuarto de siglo ha quedado registrado en los cromosomas de una mosca de la fruta a lo largo de tres continentes.
Desde hace 40 años se ha analizado la genética de una especie de mosca de la fruta (Drosophila subobscura). Hace tiempo se vio en esta especie y en todos los lugares donde se recolectaban los especimenes que la frecuencia de los llamados inversores, en los que un trozo de cromosoma está puesto del revés, dependía de la latitud donde los individuos vivían. Es decir, el número de inversores cromosómicos da una estimación de la temperatura promedio a la que vive el insecto. A más inversores más temperatura, pues los inversores les proporcionan protección frente a temperaturas cálidas, o lo que es lo mismo una ventaja adaptativa.
Hace un cuarto de siglo esta especie procedente de Europa fue introducida en América desde Chile expandiéndose por todo el continente. Poco después se encontraba presente en tres continentes. (leer más…)