La introducción en el dilema del prisionero de jugadores deshonestos que tratan de ocultar sus intenciones sin ser desertores puros puede afectar a la competición entre cooperadores y desertores de una manera inesperada.
Desde que unas células individuales decidieron de alguna manera cooperar para formar seres pluricelulares la cooperación no ha abandonado este mundo. Ni siquiera está ausente en la competición entre especies, pues algunas deciden cooperar en relaciones simbióticas para así prosperar. Además, hay animales sociales que cooperan entre sí a un nivel tan elevado, como las hormigas o las abejas, que incluso algunos de sus individuos no se reproducen. El individualismo salvaje darwiniano predicado por algunos neoliberales no es la realidad única en la Naturaleza. (leer más…)